Antonio Barrera

Conversaciones desde dentro del ecosistema Singular Foods

Voces es una nueva sección donde queremos escuchar a las personas que dan forma a Singular Foods. No se trata de títulos ni de logros, sino de personas, visiones y pequeñas revoluciones cotidianas. Aquí hablamos de lo que no siempre se cuenta… pero marca la diferencia.

Fundador de Singular Foods & Director Ejecutivo. Director del Food Design Festival. Antonio cree en el Diseño como la herramienta fundamental a incorporar en las estrategias de las organizaciones para impulsar su crecimiento, como motor de innovación y como el vehículo para comprender las necesidades de las personas. Ha sido Director Creativo y Director de Diseño en compañías como Telefónica, Marsans, Ente Público Puertos del Estado y Grupo Zed y dirigido proyectos para grandes organizaciones internacionales como Sony Music, Médicos Sin Fronteras, Endesa, Paramount Channel, Universal Music, BBVA, Caser, Bankinter, Mapfre, Renfe, Spanair, Camper, Carrefour y Visa, entre otros. 

¿Cuál es tu rol dentro de Singular Foods y cómo suena cuando lo cuentas en una cena con amigos?

Depende de cuántas copas llevemos, pero suelo decir que me dedico a diseñar conversaciones incómodas en torno a la comida. Curador, agitador, estratega… etiquetas que en realidad solo nombran lo esencial: me interesa seleccionar lo que importa en medio del ruido. En Singular Foods he ejercido la curación como una forma de liderazgo: interpretar señales, conectar saberes, amplificar lo que aún no tiene escenario. Lo que me emociona es cuando logramos que algo marginal se vuelva central. Lo que me inquieta es cuando la innovación se vuelve decorado. Ahí es cuando hay que apagar los focos y volver al propósito.

Si fueras cliente de tu propio equipo, ¿qué te sorprendería gratamente?

Que no vendemos humo ni presentaciones monas. Que no hacemos lo que el cliente quiere, sino lo que necesita (aunque aún no lo sepa). Que trabajamos desde la curaduría: elegimos, afinamos, cuestionamos. No nos interesa seguir sumando propuestas al océano de lo posible, sino editar el caos, centrar lo importante, dejar espacio para lo que aún no tiene forma. Y eso, en un mundo donde todo compite por tu atención, es más revolucionario de lo que parece.

¿Qué hacéis que deja huella y no solo marca?

Curamos experiencias, no campañas. Diseñamos sistemas que conectan cultura, innovación y territorio. Y eso, cuando se hace con criterio, deja una huella que no se borra facilmente. Nuestro trabajo no grita, transforma. Nos obsesiona más el antes y el después que el durante. Lo que dejas activado en una persona, en un equipo, en un territorio. Porque cuando haces curaduría con propósito, activas memorias, no solo proyectos.

¿Dónde se nota tu mano en el estudio, incluso si no firmas el resultado?

En lo que se elige mostrar y, sobre todo, en lo que se decide no mostrar. En cómo se decanta una idea hasta que respira. En la forma de hilar, de nombrar, de renunciar. Mi mano está donde hay que decir “esto sí, esto no”. Curar es también filtrar, proteger, ralentizar. Muchas veces mi mayor contribución es evitar que una buena idea se prostituya en un PowerPoint. Me obsesiona mantener viva la intención, no permitir que lo urgente eclipse lo importante.

¿Qué proyecto te ha cambiado a ti, además de cambiar algo ahí fuera?

Food Design Festival fue, y sigue siendo, una escuela de desapego y escucha. Lo creamos como una plataforma para amplificar voces incómodas, lo emergente, lo que no encajaba en el relato oficial. Me cambió porque me obligó a practicar el desapego radical: invitar lo inesperado, diseñar sin certezas, sostener tensiones y egos. Me enseñó que el liderazgo no es dirigir, es hospedar la complejidad. Que pensar bien, en tiempos de hacer por hacer, es un acto de disrupción.

¿Qué te inspira últimamente?

Me inspira la posibilidad de una nueva etapa más liviana, más intencionada. Un lugar —físico o simbólico— desde donde volver a pensar, a elegir, a curar con criterio. En un mundo inundado de lo que no importa, elegir bien es un acto de disidencia. Yo no estoy aquí para seguir tendencias ni para maquillar lo insostenible. Estoy para decir esto sí y esto no. Para molestar con criterio. Para curar lo que vale la pena amplificar. Me inspiran los gestos silenciosos, las decisiones coherentes aunque no sean populares. Porque cuando todo compite por tu atención, el verdadero poder está en saber ignorar lo irrelevante. Eso es lo que me mueve: crear sistemas, conexiones y experiencias donde lo importante no solo resista… sino que se vuelva inevitable.

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